Escribir un poema, componer una canción, pintar un cuadro, diseñar una coreografía… son algunas actividades que relacionamos con la capacidad creativa.
No obstante, la creatividad tiene cabida fuera de lo estrictamente artístico, por ejemplo cuando nos falta un ingrediente para una receta e improvisamos con otro, o cuando un niño se inventa un juego nuevo con sus propias reglas. El pensamiento creativo es muy importante en el área tecnológico, en ingeniería, ciencia, etc.
Asimismo, la creatividad es algo que se ha de trabajar. Si bien es cierto que no podemos enseñar a los niños a ser creativos, si podemos asegurarnos de que el ambiente que les proporcionemos sea el idóneo para que ellos puedan desarrollarlo.
Por este motivo, en este post voy a hablar sobre qué es la creatividad y cómo podemos ayudar a los peques a desarrollarla.
¿Qué es el pensamiento creativo?
La creatividad se define como aquella habilidad que nos permite producir ideas que son nuevas, originales y/o útiles. O incluso, según Kounios y Beeman, la capacidad de reinterpretar una realidad descomponiendo sus elementos y combinándolos de formas sorprendentes. Es decir, ideas que nos permiten resolver un problema de una forma diferente y novedosa en un determinado contexto.
Por ejemplo, un maestro puede ser creativo a la hora de diseñar sus sesiones al igual que puede serlo un científico cuando resuelve un problema desde un enfoque distinto. En otras palabras, el pensamiento creativo no solo se traduce en habilidad artística, sino que también incluye el pensamiento divergente.
Asimismo, no podemos localizar la creatividad en una región cerebral o en un solo hemisferio.
El pensamiento creativo necesita la activación de distintas redes cerebrales además de una variedad de conexiones y procesos para darse. Como consecuencia, las personas más creativas tienen conexiones muy eficientes entre diversas áreas que se comunican con fluidez. Algunas de las redes involucradas más importantes son estas:
- La red ejecutiva, que es capaz de retener información en la memoria de trabajo, ser constante con la estrategia que estás usando o para controlar las respuestas más inmediatas o impulsivas. También es la encargada de evaluar las ideas espontáneas que van saliendo.
- La red por defecto o la red imaginativa, una red neuronal muy activa que incluye el soñar despierto, la visualización, la imaginación y el momento ajá. Esas ideas espontáneas que hablábamos en la anterior red.
- La red de asignación de relevancia, que es la que elige lo que es interesante o no para nosotros. Como un hashtag que le permite que nuestro cerebro prestar atención a aquella cosa asignada como importante. En otras palabras, es la que se encarga de reorientar el proceso creativo.
Estas tres redes no suelen activarse de vez, sino que si está en funcionamiento la red ejecutiva, la de soñar despierto está desactivada. Sin embargo, una persona muy creativa es muy eficiente en co-activar redes distintas.
Creativo…¿se nace o se hace?
Hay un debate polémico relativo a este tema: ¿se nace creativo o se aprende?
Hay estudios que sugieren que sí hay genes que predisponen al cerebro a tener un pensamiento más o menos creativo. No obstante, esto no quiere decir que una persona no pueda aprender a ser más creativo, promoviendo conexiones y actividad entre las regiones y redes cerebrales nombradas en el apartado anterior.
Factores en el desarrollo del niño como la oportunidad de juego o la exposición a estímulos enriquecedores serán cruciales en el desarrollo de la habilidad creativa de la persona. Siendo incluso posible lo contrario, que una persona con “genes creativos” no pueda desarrollarlos en todo su potencial por la carencia de un entorno enriquecedor o si ha vivido experiencias traumáticas que inhiben su desarrollo.
Como dice el gran maestro Ken Robinson, “la creatividad se aprende igual que se aprende a leer”, y es por esto que en las escuelas o en casa hemos de incluir siempre espacio para trabajar el pensamiento creativo.
En el siguiente apartado te muestro algunos tips para trabajarlo de forma muy sencilla.
6 tips para trabajar la creatividad
1. Proporciona una gran variedad de materiales y experiencias
Las investigaciones relacionadas con este tema suelen coincidir en que las personas que están más expuestas a nuevas experiencias y que son curiosas por naturaleza, suelen rendir mejor en los tests de creatividad o dar con soluciones más creativas.
Por eso, los peques podrán trabajar mejor su pensamiento creativo si tienen diversos materiales con los que experimentar y jugar. Pero también sería recomendable exponerles a experiencias nuevas, como dinámicas en las que colaboren con otros compañeros, realizar una actividad en un lugar nuevo, o incluso ofreciendo consignas distintas para completar una tarea.
2. Ofrecer más que una página en blanco
Hay una creencia popular que afirma que la mejor manera de que un niño desarrolle la creatividad es que le dejes a su aire sin intervenir. Aunque sí son curiosos por naturaleza, necesitan ser estimulados igualmente.
De este modo, la libertad total sin ejemplos o guías puede ser intimidante y, en vez de promover la creatividad, puede tener el efecto contrario si el niño cae en la frustración.
Tener ejemplos de la tarea e inspiración no solo les ayudará a comprender mejor cómo completarla, sino que también ayudará a que experimenten y prueben con otras ideas. Pero es que además, podemos ofrecer distintos formatos para un mismo proyecto, porque hay niños que les gusta crear con sus manos, otros con las palabras, con música, etc. Acepta todo tipo de creación.
Existe el riesgo de que copien esos ejemplos. No pasa nada. Al principio es lo normal conforme vayan integrando distintos puntos de vista, técnicas, etc.
3. Estimula la exploración
La imaginación no solo ocurre en nuestra cabeza, a veces surge cuando estamos manipulando o sintiendo los estímulos con nuestro cuerpo. Deja que hagan actividades con las manos y con su cuerpo.
No todos los proyectos tienen ser definitivos, ni tienen que tener objetivos claros, ni ser bonitos o útiles. A veces los niños, y los adultos, podemos experimentar sin más. Tener espacio y tiempo para ello también va a contribuir positivamente a la causa.
4. Premia el proceso, no el resultado
Cuando un estudiante nos muestra su trabajo, aunque está bien elogiar el resultado (¡qué bonito es!/ ¡lo has resulto bien! / me gusta mucho lo que has hecho), es mejor fijarnos en detalles del proceso para estimular más el pensamiento creativo.
Una buena forma de hacerlo es precisamente preguntarles por ese proceso, cómo han conseguido resolver alguno de los problemas, o qué han hecho para conseguir un determinado efecto. También podemos interesarnos por las fuentes de inspiración a los que han recurrido.
Incluso con los proyectos fallidos. Tenemos que buscar las intenciones detrás de esos proyectos y halagarlos igualmente, porque son parte indispensable del desarrollo creativo.
5. Crea tiempo y un espacio relajado para la creatividad
Actualmente vivimos todos expuestos a una cantidad desmesurada de estímulos e información, y no nos da tiempo a procesar todo lo que consumimos. Parar un momento para relajarnos y acceder a esas info flotando en nuestras cabecitas va a ayudar a que pasemos por una de las fases de la creatividad, que es la incubación de las ideas.
Para ello, entonces, hay que crear un hueco en nuestras agendas para esta incubación de ideas. Los períodos de inactividad permiten a nuestro cerebro jugar con las ideas, desarrollarlas y mezclar unas con otras. Este tiempo muerto ayuda a activar nuestra DMN (red de defecto).
parcar una tarea para realizar ejercicio físico o dormir puede resultar muy beneficioso. Como ejemplo de ello, Kekulé reconoció que la idea sobre la forma cíclica de la molécula de benceno le apareció tras soñar que una serpiente se mordía la cola. Sabiendo esto, ¿por qué no incluimos unas meditaciones, paseos, u otro tipo de actividades relajantes dentro de las lecciones “normales”?
Pero es que, aparte, necesitamos un espacio propicio para la creatividad, uno en el que los alumnos se sientan seguros y relajados y en el que la ansiedad y el estrés esté poco presente. Cuando están de forma persistente, son los enemigos número uno de la creatividad. Tiene su explicación científica, ya que disminuyen la actividad de la corteza cingulada anterior, una de las áreas principales para la red de salience (asignación de relevancia), disminuyendo la capacidad de reorientar los pensamientos.
6.Haz preguntas y ofrece feedback
Hasta ahora hemos hablado de la importancia de dar espacio, tiempo, oportunidades e inspiración a nuestros estudiantes para explorar la creatividad y estar inmersos en el flow, pero nos falta un último tip: estimula la reflexión.
No buscamos interferir en su proceso creativo para mermarla, tampoco pretendemos que hagan su proyecto a nuestro gusto. Lo que queremos es intervenir para ofrecer un feedback constructivo o para lanzar preguntas que permitan ser autocríticos y remover ideas para sacar todo su potencial.
Para acabar…
La creatividad es una de las cualidades humanas más extraordinarias, que no solo nos permite crear obras de arte que transmiten, sino para evolucionar como especie, ya que ha dado pie a grandes descubrimientos tecnológicos y científicos.
Todos los seres humanos somos más o menos creativos y podemos mejorar esta habilidad exponiéndonos a experiencias, aprendiendo más acerca del mundo y compartiendo con la comunidad. Por ello, desde la escuela y desde la familia, es importante darle valor a la expresión creativa de cada niño y darle el espacio que se merece.
Y ahora, vamos a aprovechar esas mentes maravillosas que han llegado hasta el final de este post… ¿Qué tips o experiencias recomendáis para estimular o desarrollar el pensamiento creativo?
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